MONS. MUNILLA ADVIERTE DEL CHOQUE DE TRENES ENTRE EL FUNDAMENTALISMO Y EL LAICISMO

EN SU HOMILÍA DEL DÍA DE SAN SEBASTIÁN

NUESTRA MAYOR APORTACIÓN ES DESTERRAR DE NUESTROS CORAZONES EL ODIO, EL RENCOR Y EL RACISMO

20-01-2015

Las violencia yihadista ha centrado la homilía del día de San Sebastián

 En su homilía del día de San Sebastián, el obispo Munilla ha tenido un recuerdo para las víctimas de los atentados de París, para las que ha pedido una oración.
Además, el prelado ha instado a los cristiano a que «desterremos de nuestros corazones todo odio, rencor, racismo y antipatía y a que reine en nosotros el amor que inundó a nuestro santo patrono».

La violencia yihadista ha centrado buena parte de la homilía del prelado que, se ha referido a los terroristas como «falsos mártires», frente al verdadero martirio, del que da su vida por amor; ejemplo del cual ha dicho, es San Sebastián y es Jesucristo: «Jesús nos descubre en qué consiste el verdadero martirio: Mártir es el que da la vida por amor; el que está dispuesto a perder la vida con minúscula, antes de perder la Vida con mayúscula; el que testimonia que Dios es amor, y que no hay amor más grande que dar la vida por aquel a quien se ama -a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo-«.

Al hilo de lo sucedido en París y de las reacciones habidas en todo Europa, D. José Ignacio ha lamentado que sólo nos preocupemos cuando las tragedias ocurren en nuestro entorno: «Arrastramos una visión miope de la historia y de la geografía, por motivo de nuestra pretensión eurocéntrica. Pero, sin embargo, ¡hay vida más allá de nuestras fronteras!: el ébola existía antes de que alguien se contagiase entre nosotros; el drama humano de los subsaharianos existía antes de que las pateras llegasen a nuestras costas; y los cristianos estaban siendo perseguidos desde hace mucho tiempo en oriente, antes de que nosotros nos sintiésemos amenazados»…

Por otra parte, D. José Ignacio ha subrayado la importancia de que, lo acontecido en París ha dejado patente el riesgo de un choque de trenes entre un oriente amenazado por el fundamentalismo fanático, y un occidente amenazado por el relativismo laicista que, aunque de otra forma, es también un fanatismo. En este sentido ha denunciado «el hecho de que se haya pretendido reivindicar el derecho a la blasfemia, como algo inherente al concepto occidental de la libertad…Sería terrible tener que elegir entre una fe patológica y un laicismo blasfemo e irrespetuoso», ha dicho.
También ha negado que el hecho religioso haya sido la causa de la violencia islamista y ha subrayado que quienes hacen este tipo de reflexiones antirreligiosas, olvidan que en la historia de la humanidad se ha ejercido la violencia en nombre de Dios, como también se ha ejercido la violencia en nombre de ateísmo, la libertad, la raza, el dinero o el deporte: «Y es que… ¡todo son excusas para eludir la propia responsabilidad! Las causas esgrimidas para justificar la violencia son una mera coartada; olvidando que el egoísmo, el materialismo, la soberbia, el deseo de poder, los celos, la envida… que son las verdaderas causas de la violencia».
Y en este mismo sentido ha denunciado las políticas internacionales de los países occidentales, «que por ignorar el hecho religioso, han cometido errores gravísimos que no han hecho sino dar alas a los fanatismos religiosos en oriente».

En referencia a las declaraciones del Papa Francisco, D. José Ignacio ha dicho que » la religión se pervierte cuando justifica la violencia; y la libertad de expresión se corrompe cuando falta al respeto». Y ha concluido recordando que los cristianos no podemos elegir entre una fe fanática y patológica y un materialismo hedonista e irrespetuoso del hecho religioso: «la manera de luchar contra el yihadismo no puede ser la burla del hecho religioso, ni la reivindicación de una libertad de expresión utilizada para faltar al respeto sino una sociedad abierta al verdadero sentido religioso de la vida, en la que se practique el respeto a todas las religiones y el encuentro y el diálogo entre ellas y entre creyentes y no creyentes».

Como todos los años, la basílica de Santa María ha estado abarrotada en la Misa del día de San Sebastián que ha presidido el obispo donostiarra, y a la que también han acudido representantes de los partidos políticos y del consistorio donostiarra.
Al término de la Eucaristía, como ya es tradición, los niños de la tamborrada de Euskal Bilera han interpretado la marcha de San Sebastián.

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